Servir la mesa al prójimo
La vida también da dosis
de mierda en el paladar.
Con suerte solo una pizca,
sin duda vas a tragar.
Los menos afortunados
la comen a cucharadas
y a los que están por debajo
se la sirven, a paladas.
Dime qué persona eres
con el regusto en la boca.
Si lo quieres para el resto
o que no prueben ni gota.
Participas en reparto
o luchas para evitarlo.
¿Qué hubieras querido tú
cuando enfrentabas el plato?