Servir la mesa al prójimo
La vida también da dosis de mierda en el paladar. Con suerte solo una pizca, sin duda vas a tragar. Los menos afortunados la comen a cucharadas y a los que están por debajo se la sirven, a paladas. Dime qué persona eres con el regusto en la boca. Si lo quieres para el resto o que no prueben ni gota. Participas en reparto o luchas para evitarlo. ¿Qué hubieras querido tú cuando enfrentabas el plato?